Abril 26 de 2020
Es lunes 28 de enero de 2018 y acompañando
a mi esposa, me dispongo a ser su asistente durante una jornada de clase. Ojos
de sorpresa, tímidos, nerviosos, intrigados, alegres, expectantes... algunos
sentados en sus puestos cuchichean entre ellos, otros entraban y salían del
aula, corrían, jugueteaban, se miraban, me miraban.
La escuela estaba pulcramente ordenada,
las paredes adornadas por afiches didácticos de las diferentes materias y al
fondo del salón una biblioteca escolar con libros ordenados por colores y
tamaños; la profesora ha dispuesto todo para presentarme, con el juego y el
cuento como excusa, poco a poco nos vamos presentando y nos hemos regalado lo
que nos gusta: abrazos, sonrisas, cuentos y ellos de retorno me traen sus
confianzas y sus sueños...
Después de la presentación comienza la
aventura. Y los niños como en un viaje hacia lo desconocido, sin replicas, pero
con las ganas y la ilusión de sus pocos años y lo mucho por descubrir, aceptan
mi invitación.
Ahora vamos a dibujar lo que más nos
gusta, mientras hablamos de la familia, de lo que quieren ser cuando sean
grandes, de sus miedos, uno a uno intenta hacerse notar, Emily se me acerca y
con disimulo como sin querer me pregunta al oído, que si tengo hijos y que si
los quiero mucho, Juan Diego me pregunta si sé jugar futbol, que si sé nadar,
que si puedo ir después de clases a coger ciruelas, Wilfer impaciente va y
viene y me abraza fuerte mientras se ríe, todos me llaman a que les vea sus
dibujos y les diga si están quedando bonitos, Alejandra me muestra sus
cuadernos y me pregunta cuánto tiempo me voy a quedar…
y así se fue yendo el día, es la hora de despedirlos y como acto de confianza se acercan tímidamente y me dicen “Hasta mañana profe”.
y así se fue yendo el día, es la hora de despedirlos y como acto de confianza se acercan tímidamente y me dicen “Hasta mañana profe”.
La aventura ha comenzado…
Gonzalo Echavarría Marín
Escuela
La Po Campesina
Segovia,
Antioquia, Colombia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario